El jesuita argentino Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, es el nuevo papa de la Iglesia católica, en una elección rápida e inesperada que ha elevado como sumo pontífice al primer no europeo, el primer latinoamericano y el primer jesuita en la historia de la institución. Bergoglio, de 76 años, asume su pontificado con el nombre de Francisco I.
Nacido el 17 de diciembre de 1936, ha elegido el nombre de Francisco I, muy posiblemente en relación a el santo jesuita español de Navarra, San Francisco Javier.
Químico de formación, Bergoglio no estaba entre los favoritos en las
quinielas previas, aunque procede del continente que más católicos reúne
en la actualidad, uno de los aspectos que puede haber influido en su
elección en el cónclave.
Al salir al balcón de la Basílica de San Pedro, sus primeras
palabras han sido: "Hermanos, hermanas, buenas tardes", aunque su primer
recuerdo ha estado dirigido a su predecesor, Benedicto XVI:
"Quiero elevar una oración por nuestro papa emérito". Después, ha
pedido hasta por dos veces a los fieles que recen por él y ha orado
junto a los miles de peregrinos que se han congregado en la plaza.
"Comenzamos
este camino de la Iglesia de Roma, obispo y pueblo, juntos, en
hermandad, amor y confianza recíproca. Recemos unos por otros, por todo
el mundo, para que haya una gran hermandad. Este camino debe dar frutos
para la nueva evangelización", ha dicho el ya papa Francisco a la
multitud.