El franciscano Francisco Castro, elegido Gallego del Mes de Abril

Las redacciones del Grupo Correo Gallego rinden homenaje al rector guardián del convento de San Francisco ·· El padre franciscano es también director del Museo de Tierra Santa




El franciscano Francisco Javier Castro Miramontes (Compostela, 1971), rector guardián del convento de San Francisco y director del Museo de Tierra Santa, ha sido elegido Gallego del Mes de Abril por las redacciones de EL CORREO GALLEGO, Galicia Hoxe, Radio Obradoiro, Tierras de Santiago y Correo Televisión, que han querido reconocer así su trayectoria profesional y su entrega a los demás.
Licenciado en Derecho, el franciscano empezó en sus primeros años de universidad a dedicar su tiempo libre a tareas sociales benéficas, promoviendo campañas de concienciación y financiación de proyectos de atención a sectores sociales desfavorecidos y colaborando asiduamente con una residencia de ancianos, en la calle Carretas.
Fueron precisamente sus inquietudes sociales las que le llevaron a refugiarse en una búsqueda interior de valores espirituales que sustentasen su vida, y finalmente se integró en la Orden Franciscana, en donde profesó como religioso.
Años después será ordenado sacerdote, completando su formación con la licenciatura en Estudios Eclesiásticos y la licenciatura en Derecho Canónico en Salamanca, y la diplomatura en Sagrada Escritura.
Actualmente, fray Paco, como le llaman cariñosamente, se confiesa "amo de casa", ya que, dice, "me dedico a mis labores en este rincón del mundo con el que siento una identificación desde la cuna", además de prestar servicio como rector-guardián del convento de San Francisco y ejercer como director del Museo de Tierra Santa, actividad que complementa con el servicio de guía espiritual de grupos en Tierra Santa.
De su inquietud por el Camino de Santiago nació el Hogar de Espiritualidad San Francisco de Asís para la acogida de peregrinos, al que califica como "un espacio abierto de encuentro y convivencia entre gentes de diversos lugares del mundo, más allá de convicciones religiosas, para favorecer la creación de un clima de espiritualidad y fraternidad universales".
"Para mí", confiesa, "supone el constatar que un sueño se ha cumplido, ya que sentía la necesidad de hacer algo por el Camino en mi ciudad natal".

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