Publicamos el testimonio de Manuel Viego, aparecido en el periódico LA RAZÓN.
Manuel Viego / Sacerdote llegado del mundo de la droga
«Sentí que Dios estaba a mi lado y que me decía levántate»
Sexo, dinero, fiestas y drogas eran habituales en su vida antes de su conversión
MADRID- Manuel Viego vivió lo que el dinero, el sexo y la droga tenían para ofrecerle. Hasta que se encontró con Dios.
-¿Cómo fue su juventud?-Mi familia era católica, pero yo tuve una mala experiencia con la Iglesia en mi infancia y me alejé de Dios. A partir de los 16 años yo ya trabajaba y tenía dinero. Me dieron a probar porros, me hacía sentirme bien, me evadía. Fui comercial, trabajé en la construcción, ponía música y copas en discotecas...
-No sufrió problemas económicos...- No, ganaba mucho dinero y durante años lo gasté en fiestas. Fui a más, me metía de todo, muchos ácidos, a veces esnifaba coca. Como muchos, buscaba ser feliz en el placer. Estuve con una chica, luego con otra...
-¿Y cómo cambió esto? -Al cabo de unos años, me fui de fiesta a Tenerife en la Semana Santa de 1992. Solo vi el Teide y el mar de lejos. Me junté con unos conocidos en un apartamento. Toda la noche estábamos de juerga, y de día dormíamos, o estábamos de jacuzzi y sauna. La noche de Viernes Santo nos pusimos hasta arriba, sobre todo de ácidos. Me sentí muy mal. Me di cuenta que nada de aquello me hacía feliz. Pensé que iba a perder la razón, que nada en la vida tenía sentido. Entonces vi una iglesia cerrada y pensé que a lo mejor mi madre tenía razón y Dios existía.
- ¿Y su madre tenía razón? - Sí. Me dio por hablar con Dios. «Si existes este es tu momento», le dije, «he hecho de todo y no consigo ser feliz». Pensé rezar, pero no me sabía el Padrenuestro porque lo habían cambiado cuando lo aprendí. Pero sí recordaba el «Ave María», así que recé a la Virgen. Y resultó que Dios existía. Sentí que Dios estaba a mi lado, que me acompañaba y me decía «levántate y anda». Esa experiencia me cambió. Al día siguiente, Sábado Santo, fui a una iglesia, consulté los horarios de misa, hablé con un sacerdote. Y me pareció que todo eran mensajes de Dios para mí.
- ¿Hubo más experiencias en ese sentido? - Sí. Poco después tuve otra experiencia fuerte de cercanía de Dios haciendo un cursillo de Cristiandad en Covadonga. Allí descubrí a la Iglesia, y que Dios no juega con las personas, que nunca me dejó.- ¿Cambió de golpe? -No, cambiar de vida fue un proceso lento. Intenté vivir en cristiano, desde la fe, la relación con mi pareja. Hubo ruptura, claro. ¡Si cada vez que hay un problema lo quieres solucionar en la cama...! Más adelante fui a pasar una semana en un retiro de la Comunidad de Bienaventuranzas en Toledo... y me quedé tres años. Allí entendí que quiero transmitir lo que he vivido, evitar que otros sufran lo que yo he sufrido. Empecé a estudiar en el seminario de Sigüenza, luego en el de Oviedo. Ahora tengo a mi cargo tres parroquias en Castropol, en Asturias.
Una nueva vida
Cuando fue ordenado sacerdote el 3 de abril de 2005, Manuel Viego supo que había llegado una etapa de plenitud en su vida, un etapa orientada al servicio. Durante un tiempo fue el pastor de 14 parroquias de la montaña asturiana. Su casa, que es grande, siempre está llena de gente y siente la llamada de decir a los jóvenes que «se acaba antes el picador que la mina», es decir, que los goces no llenan, que sólo Dios llena al hombre.
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(Aparecido en el periódico LA VOZ DE ASTURIAS)
Manuel Viego: "No me sabía ni el Padre Nuestro"
El arcipreste del Eo se ordenó tras descubrir que una vida de drogas y sexo no le hacía feliz. Ahora asegura que estas vivencias le ayudan a comprender a los jóvenes y disfruta del contacto cercano con las familias de Castropol
Manuel Viego se acercó a la fe cristiana después de una juerga "de las que hacen época". Este sacerdote de 38 años ejerció como fontanero, camarero y pinchadiscos, pero la evasión que le ofrecían las drogas y las mujeres no le satisfacían y afirma que "me di cuenta de que esa vida no merecía ser vivida". Ahora es el párroco de Santiago de Castropol, San Juan de Moldes y Piñera. En su nueva etapa apunta que "es una pasada" poder estar cerca de las familias y entender a los jóvenes.
- La edad a la que se ordenó no suele ser común, qué proceso tuvo que vivir antes?
- La mía sería lo que se llama una vocación tardía. Me pasó lo que a mucha más gente, que nos parecía imposible que Dios puediera existir. Lo de la religión era para mi como el baile regional, una tradición.
- Cómo dejó la vida de fiesta y drogas?
- Me di cuenta de que no era feliz. Llegué hasta ese punto por inercia, porque la sociedad te empuja al disfrute fácil y a la evasión de la realidad con relaciones sexuales y las drogas. Tu vida es tan sumamente asquerosa que no eres capaz de mirarte a ti mismo.
- En qué momento se acercó a la fé?
- Después de una juerga de las que hacen época. Miraba alrededor y pensaba que más grande de la de aquel día no la íbamos a liar nunca, pero esa fiesta fue más de lo mismo y me di cuenta de que esa vida no merecía ser vivida. Lo último que intenté fue rezar a la desesperada, y le recé a la Virgen porque no me sabía ni el Padre Nuestro.
- Este pasado le ayudará a conectar más con los jóvenes...
- Soy afortunado porque tengo buen rollo con la mayoría. Acompaño al Movimiento de la Renovación carismática católica y haber vivido tan de cerca todo eso me hace comprender lo que sufre el joven, que está en el límite de que nadie cuenta con él y a casi nadie le importa lo que piensa.
- No se ven muchos sacerdotes jóvenes, hacen falta vocaciones?
- En el seminario de Oviedo hay trece seminaristas mayores. Esto es una apuesta para toda la vida y la persona sólo necesita haber tenido la experiencia de Dios, pero la sociedad te impide comprometerte con muchas cosas, porque prima lo momentáneo.
- Cómo se aproximará la Iglesia a los jóvenes cuando es contraria al condón?
- Creo que se asumen muchas cosas extremas para no aceptar el resto. Hay muchas cosas que no me gustan de la Iglesia, pero no puedo delegar mi trabajo por esto. La Iglesia ha ido transformándose a través de los cristianos y tenemos que animarnos y participar.
- El arzobispo Carlos Osoro acaba de despedirse de Asturias, cómo valora su gestión?
- Es una mentira grandísima pensar que Don Carlos Osoro no hizo nada bueno en 7 años, pero quizá no le gustaba a un sector del clero asturiano, al que le da por salir en los medios.
- La Iglesia también está en contra del aborto y la eutanasia, puede un cura estar a favor?
- No. Científicamente está probado que el embrión es un ser nuevo y, por otro lado, la Iglesia lo que pide es una muerte digna y no se es más digno porque se tenga más calidad de vida, habría que matar entonces a todas las personas del tercer mundo porque serían más indignas?
- Qué hay del matrimonio gay?
- Es bueno que estas personas tengan cobertura legal, pero no se le puede llamar matrimonio porque no lo es. Y el que se unan o no, lo tiene que elegir ellos en su libertad y conciencia. De internis, neque Ecclesia quiere decir ´De la conciencia interior, no juzga ni la Iglesia´.
- Hay tentaciones que puedan hacerle abandonar el sacerdocio?
- Sí, hay tentaciones de todo tipo, pero uno decide ser fiel a lo que se comprometió, o cambiar de vida.
- Cuál de los tres votos es el que peor lleva?
- La gente de fuera no cree en la castidad de los curas y la obediencia no se ve, sólo nos queda la pobreza. Pero quizá obedecer es más difícil, porque desde que estoy en este tinglado no hago más que mudarme y no me gusta nada.
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